Quien diga que una obra de arte debe ser perfecta, no tiene ni idea de arte. Ni de la vida. Es más, si el ser humano es la mayor obra de arte de la historia, anda bastante lejos de la perfección. Sobre todo en los últimos tiempos.
Sea como sea, y volviendo a las imperfecciones, hoy vamos a repasar los errores que no conocías de las obras de arte más famosas. Obras que han marcado la historia en sus disciplinas y que han inspirado a millones de personas desde su creación. Errores que en algunos casos fueron no intencionados, pero que en otros, como bien sabemos, fueron realizados a propósito.
David – Miguel Ángel
Comenzamos por el David de Miguel Ángel por ser la paradoja más curiosa de las que repasaremos. Lo es porque la estatua de David es, para muchos, la quinta esencia de la precisión anatómica. De hecho, el autor italiano estaba obsesionado con las proporciones, el realismo e intentaba que todas sus obras fueras perfectas. Y, cosas de la vida, y del mármol de Carrara, su escultura más universal, es imperfecta.
Lo es tan sólo en un pequeño detalle. En la zona de la espalda de David, entre la columna vertebral y el omóplato derecho, falta un músculo que Miguel Ángel no pudo definir. Eso sí, la culpa fue del bloque de mármol usado para tallarlo, pues justo en la zona que iría dicho músculo, no había suficiente material como para delimitarlo.
Dicho lo cual, este error no resta un ápice de genialidad a lo que hizo Miguel Ángel. Para quien no haya visto la escultura, hablamos de una talla de 5,16 metros y 5,5 toneladas de peso. Una auténtica monstruosidad, realizada a partir de un sólo bloque de mármol de Carrara. Una obra que intimidó a dos de los artistas más reconocidos de la época. Agostino di Duccio y Antonio Rosellino renunciaron al encargo.
Novena Ola – Ivan Aivazovski
El pintor Ivan Aivazovski tuvo un error de cálculo de quien no conocer como debería el mar. En su obra Novena Ola, el artista plasmó las olas de un mar embravecido por la tormenta, dando especial relevancia a las crestas de las olas. Éstas, en un movimiento particular, absorben la mirada de todo el que se planta delante del cuadro.
El problema que tuvo el artista fue de suposición. Ivan Aivazovski supuso que las olas que rompen en la orilla, donde él se encontraba, lo hacían de similar manera en todo lo angosto del mar. La realidad dicta que las olas, cuando hay tormenta en alta mar, tienen una forma de cono muy peculiar. Es debido a la profundidad bajo el agua. Completamente distinto a las que hay en la orilla, donde la arena hace de parapeto inferior.
Moisés – Miguel Ángel
Doblete del genial Miguel Ángel Buonarroti y, de nuevo, con otra de sus obras capitales: Moisés. Otra imponente escultura que, en este caso, fue concebida con un error de bulto desde el principio.
Y es que el artista, al coger el Éxodo de la Biblia, para inspirarse en su obra, tomó una traducción errónea del Antiguo Testamento… ¡que le llevó a interpretarle con cuernos! El motivo es que en el antiguo hebreo, la palabra karnaim significa rayos, pero también significa cuernos. Y claro, Miguel Ángel leyó «Su rostro emanaba rayos de luz» pero él interpretó «De su rostro emanaban unos cuernos prominentes».
Con Google no le habría pasado pero claro… A pesar de ello, y dada la naturaleza del error, la Iglesia no ha tenido problema en reconocer otra obra magna, una más, del genial artista.
Un bar aux Folies Bergére – Édouard Manet
Que los reflejos son muy traicioneros, lo sabemos muy bien gracias a Instagram. Al menos en la red social, tiene solución. Complicado en el caso de Édouard Manet. El genial pintor no estuvo del todo afortunado en su obra Un bar aux Folies Bergéres, cuando le tocó representar el reflejo del espejo tras la barra.
Para empezar, las botellas del reflejo están colocadas de otra forma. Pero es que la protagonista del cuadro, en la realidad mira al frente, pero en el reflejo está mirando a un cliente. La pregunta es, ¿lo hizo de forma consciente o se le escapó? Parece un fallo demasiado grosero como para no ser intencionado, ¿verdad? Y no sólo uno.
La Ronda de Noche – Rembrandt
La Ronda de Noche es una de las obras con más misterios, leyendas y mitos de la historia del arte. De hecho, a día de hoy, se siguen investigando todos sus rincones. Eso sí, el que centra todas las miradas en el cuadro, es el capitán Frans Banning Cocq. ¿El motivo? Que lleve dos guantes derechos en sus manos.
Teorías hay a patadas. Las dos más extendidas son la que sostiene que es un guante izquierdo que sujeta sin ponerse; y la que, directamente, afirma que Rembrandt quería dar un punto humorístico a su cuadro. Obviamente, queremos pensar que la segunda es la verdadera,
El Nacimiento de Venus – Sandro Botticelli
El Renacimiento supuso para el arte la elevación de lo perfecto. La búsqueda de la precisión anatómica milimétrica. Al menos para la mayoría de artistas, porque Sandro Botticelli tenía sus propios planes. Es más, sus cuadros son lo opuesto a la perfección anatómica, como demostró en El Nacimiento de Venus.
La Diosa de la Belleza, en la obra del autor italiano, tenía el cuello extremadamente largo. No contento con ajirafar a Venus, le dibujó una suerte de juanete en el pie que ya es historia del arte. Lo mejor es que, según cuentan los escritos, el autor lo hacía todo a propósito. Un revolucionario.
Madonna Sixtina – Rafael Sanzio
Si Rafael Sanzio quería que se fijaran bien en su Madonna Sixtina, lo consiguió. Con nota. El artista italiano hizo creer a millones de personas que su papa Sixto II tenía seis dedos en la mano derecha. Tras mucho mirar, se aprecia que el presunto sexto dedo es la cara interior de la mano. ¿O no?
No queda ahí la cosa. la Madonna no se libra. Y en su pie derecho, esta vez sí, todo apunta a que tiene un meñique de más. Y esto no puede ser casualidad.
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