En pleno siglo XXI, los derechos del colectivo LGBTI son vulnerados de forma reiterada. Y a pesar de ello, se han dado muchos pasos y se han abierto muchas puertas al colectivo y el camino no ha sido sencillo. Por tal motivo, conviene recordar la historia del LGTB: la lucha por la igualdad, durante la celebración del Orgullo Gay 2023.
Este año, como sabemos, el Orgullo Gay 2023 se celebrará del 25 de junio al 4 de julio.
La historia del LGTB: la lucha por la igualdad
La historia del LGTB: la lucha por la igualdad comienza por definir las siglas que acompañan la bandera del colectivo. A saber: L (Lesbianas), G (Gays), T (Transexuales) y B (Bisexuales). Un colectivo que históricamente ha sido maltratado y despreciado pero que, poco a poco, ha ido conquistando hitos hasta alcanzar derechos impensables no hace demasiado.
La historia del LGTB: la lucha por la igualdad es una historia de injusticias, de agresiones, de asesinatos y de como todo un colectivo minoritario se rebeló contra una sociedad que no pudo más que aceptarles. A pesar de ello, esta misma sociedad les sigue privando de otros hitos a sumar a sus logros, pero el colectivo LGBTI sigue luchando.
De hecho, durante el mes de junio se produce la mayor parte de actos reivindicativos y simbólicos del colectivo. Eso sí, se complementan con varios días de fiesta en plena celebración del Orgullo Gay. La elección del mes no es casual y está cargada de simbolismo, como veremos más adelante.
Antes que nada, toca remontarse a finales del siglo XIX cuando comienzan los primeros conatos reivindicativos del colectivo homosexual. Por aquel entonces, la homosexualidad era delito en muchos países, por lo que los gays ocultaban su condición, al menos la mayor parte del tiempo.
Obviamente, la primera conjura del colectivo era buscar la despenalización de su condición. De hecho, a principios del siglo XX ya empezaron a formarse las primeras agrupaciones de gente que pedía que la homosexualidad dejara de ser delito. Curiosamente, fue en Alemania donde se gestaron todos estos movimientos, gracias a gente como Heinrich Hössli o Károly Mária Kertbeny.
Hasta tal punto llegaba la unión de estas agrupaciones, que en ellas se reunía gente de ideologías políticas opuestas, pero unidas por un fin común, el reconocimientos de los derechos del colectivo LGTB.
Así, con cada vez más gente sumándose a la causa, estas asociaciones comenzaron a realizar acciones culturales con el objetivo de asentarse en la sociedad. Funcionó. Realizaban encuentros, veían películas o leían libros de temática homosexual. Tal fue el impacto que el Gobierno alemán despenalizó la homosexualidad pero el destino quiso que llegara el Crack del 29 y todo se paralizara.
Y peor aún, tras la crisis del 29, llevó el ascenso del Partido Nazi, la llegada al poder de Adolf Hitler y todos los avances culturales y sociales conseguidos, desaparecieron, dejando paso a una II Guerra Mundial que sería fatídica para Alemania.
Con Hitler muerto y el Partido Nazi derrotado, el Movimiento LGTB recobra sus proyectos y en 1945 se empieza a generalizar lo que vinieron a llamar el ‘Movimiento Homófilo‘. Básicamente, alguien homófilo es quien ama a un similar. El discurso del colectivo, más que en el mismo sexo, se basaba en el amor, en la tolerancia y el respeto.
A pesar de ser un movimiento moderado y de perfil bajo, Alemania sentó las bases del Movimiento Homófilo en otros países. Estados Unidos, Holanda, Reino Unido y Dinamarca, también se sumaron a las reivindicaciones de Alemania. Y lo hicieron también desde un ámbito cultural, dando el salto a las revistas de temática gay. Una auténtica revolución.
No obstante, es en Estados Unidos donde se produce el hecho que cambiará la historia. Ocurrió en Greenwich Village, Nueva York, un 28 de junio de 1969. Ese mismo año, la comunidad había comenzado el conocido como Movimiento de Liberación Gay.
En el Stonewall Inn, un local de ambiente neoyorquino, se produjo una bestial redada policial que desembocó en disturbios durante las siguientes 72 horas. Era la primera vez que el colectivo homosexual plantaba cara a los abusos policiales. Fue la chispa que encendió la mecha que llevaban décadas esperando.
A partir de ese momento, el nacimiento de organizaciones LGTB se multiplicó. El impacto fue de tal calibre que decidieron conformar el Frente de Liberación Gay (GLF) en pleno Nueva York, donde había tenido lugar el incidente con la policía. El mensaje era claro, el colectivo se había rebelado y no iban a dar un paso atrás.
Además, la ciudadanía, hasta ese momento ajena al asunto, comenzó a involucrarse, a opinar, incluso a colaborar con el colectivo.
Los ecos del incidente del Stonewall Inn comenzaron a propagarse en todo el mundo. Las iniciativas que se estaban tomando en Nueva York fueron copiadas en países como Canadá, Países Bajos, Bélgica, Francia, Reino Unido, Argentina o Australia, entre otros. Las reivindicaciones eran sencillas y claras: tener los mismos derechos que cualquier otro ciudadano.
Y así, con el colectivo LGTB coordinado, motivado y movilizado, se cumplió un año de la Revuelta de Stonewall. Obviamente, el día que lo cambió todo, merecía una onomástica por todo lo alto. Y así fue. El GLF organizó una marcha pacífica por todo Nueva York a la que acudieron más de 5.000 personas. Algo impensable no hacía tanto.
Desde ese momento, 28 de junio de 1970, quedó como tradición conmemorar la Revuelta de Stonewall, reconvertida en la actualidad en el Día del Orgullo Gay. No obstante, la fiesta se ha convertido en un referente de tal calibre, que se prolonga durante varios días, teniendo al 28 de junio como el día grande, en torno al que gira todo.
A día de hoy, la homosexualidad ya no es considerada delito en la mayoría de países de Europa y América por lo que, obviamente, las reivindicaciones han dado un salto de calidad. Ahora, el colectivo LGTB busca su derecho al matrimonio o unión civil, como quieran llamarlo, entre personas del mismo sexo. Una reivindicación que, en España, lleva aprobada desde octubre de 2004.
Por otro lado, el colectivo LGTB también aspira a una igualdad real de derechos en materia de herencias, adopciones o seguridad social. Es decir, la lucha por la igualdad sigue y la historia del LGTB se sigue escribiendo
También te puede interesar: