Aunque hoy resulta difícil de creer, no hace tanto, España fue una de las grandes potencias europeas y mundiales ya desde tiempos de Isabel la Católica. Hoy os vamos a hablar de uno de los procesos históricos que marcó parte de la historia de España y de Europa: la Guerra de Sucesión Española.
Hace algunos siglos, una de las cosas más importantes que un rey debía producir era un heredero, un niño nacido de un matrimonio real. Esto fue fundamental y, de hecho, cuando una esposa no tenía un hijo varón, en algunos casos el rey gobernante buscaba una dispensa del Vaticano con el fin de divorciarse de su esposa para casarse con otra mujer de la línea noble con la que casarse. Pero ¿Qué podría pasar si no se cumplía esta condición crítica?.
La Guerra de Sucesión Española
La guerra de sucesión española se originó a partir de la muerte de Carlos II de España (1 de noviembre de 1700), que murió sin dejar hijos y con ello la dinastía de los Habsburgo de España se extinguió.
Las posesiones del Imperio Español eran amplisimas: los territorios de España, las Colonias Americanas, Sicilia, Nápoles, Cerdeña, Milán y los Países Bajos, de modo que la muerte de Carlos II de España es un hecho histórico que desató una guerra dinástica entre las potencias europeas y una guerra civil en territorio español. Finalizada la Guerra de Sucesión Española, un nuevo mapa de poder se establecía en la Europa del siglo XVIII. Pero veamos cuáles fueron las razones para que se desatara a Guerra de secesión.
El trono vacante tenía dos candidatos, ambos casados con hermanas de Carlos II. Uno era Luis XIV, rey de Francia de la casa Borbón. Su intención era que el trono español fuera ocupado por su nieto: el Duque de Anjou (que luego sería Felipe V). Por otro lado, estaba el Emperador austríaco, Leopoldo I, que deseaba la Corona española para su hijo Carlos. Esto se parece bastante a Juego de Tronos, ¿verdad?
Antes de morir, sin embargo, Carlos II, ya había nombrado a Felipe de Borbón, sobrino del rey Luis XIV de Francia y su esposa María Teresa (media hermana del rey fallecido), como heredero universal del imperio español , siempre y cuando las dos ramas de la dinastía de Borbón (de la monarquía de Francia y España) se mantuvieran separadas. Carlos II creía que de esta manera podría preservar la integridad de la monarquía Española y mitigar la gran amenaza francesa.
Obviamente, Leopoldo I –el otro candidato- se opuso. Otros países europeos vieron esto como una posible amenaza. Temían que al unirse los reinos de Francia y España se formara un estado demasiado poderoso, y se rompiera el “equilibrio europeo”.
Inicio de la Guerra de Sucesión Española
En 1701, Felipe de Borbón ascendió al trono de España con el nombre de Felipe V. Sin embargo, ninguna de las grandes potencias europeas estaba dispuesta a creer que se respetaría la cláusula de separación (el mismo Luis XIV, primero, había comenzado la ocupación del Países Bajos españoles).
Ese mismo año se produce entonces La Gran Alianza de la Haya, integrada en primer lugar por Austria, Inglaterra, los Países Bajos y Dinamarca, a los que posteriormente se les unirían Portugal, Prusia y Saboya en el año 1703, en pro de poder coronar a Carlos de Austria como Rey de España, aunque este no acabaría siendo coronado como tal y de forma definitiva, con el título de Carlos III hasta 1759.
Al comenzar la Guerra de Sucesión Española los resultados eran favorables a Francia. Pero luego comenzaron los reveses: Inglaterra tomó Gibraltar y los austríacos ingresaron en Cataluña y luego en Madrid.
Aunque Madrid y Zaragoza fueron tomadas, no fue un lecho de rosas para Carlos III, dejó Madrid en 1706. Durante los años siguientes, Valencia y Aragón fueron tomadas por los Borbones, Menorca por los ingleses. Felipe V sufrió un pequeño contratiempo cuando el apoyo de Luis XIV se retiró temporalmente durante una negociación de paz.
A esto se le suma otro giro importante en el curso de la Guerra de Sucesión Española que se produce al morir el Emperador Austríaco José I (sucesor de Leopoldo I). El heredero al trono austríaco fue Carlos, coronado como Carlos VI. Esto puso en jaque la política de Inglaterra del “equilibrio europeo”. Porque si Carlos también accedía al trono de España, la casa de Habsburgo sería demasiado poderosa.
Los tratados de paz
En este nuevo contexto internacional, Inglaterra propició la firma de un tratado que diera fin a la Guerra de Sucesión Española. Hay que decir que en estos años, las guerras no solo eran desordenadas, sino también muy caras. A pesar de que las dos coaliciones seguían luchando en 1709, comenzaron las negociaciones de paz, aunque no sería hasta 4 y 5 años más tarde que se firmaron los tratados de paz.
El Tratado de Utrecht (1813) puso fin a las hostilidades con Gran Bretaña y la República Holandesa, y Felipe V fue confirmado como el rey de España, a un precio, ya que tuvo que renunciar a los derechos de la Corona francesa, al igual que varios de los principados franceses renunciaron al derecho al trono español entre los que estaban, Sicilia, los Países Bajos, Milán, Cerdeña y Nápoles. Con la firma del tratado de Utrech y Rastatt los más beneficiados fueron los ingleses. Y así fue como se llegó al término de la Guerra de Sucesión.
Al mismo tiempo, el imperio europeo de España se dividió, Sicilia y partes del Ducado de Milán fueron a Saboya, mientras que el Reino de Nápoles, Cerdeña y la mayor parte del Ducado de Milán fueron cedidos a Carlos VI, al Emperador del Imperio Romano y al Archiduque de Austria. .
Además, Gibraltar y Menorca fueron cedidos a Gran Bretaña, sin embargo, a Felipe se le permitió mantener sus territorios en el extranjero. Concedió a los británicos el derecho a comerciar con esclavos no españoles en las Américas españolas durante 30 años. Y así terminó la guerra de la sucesión española . Sin embargo, las hostilidades entre Francia y Austria terminaron un año después, cuando se firmó el Tratado de Rastatt (1714).
Al término de la Guerra de Sucesión Española, la política del “equilibrio europeo” (que apuntaba a que ninguna potencia de Europa debía predominar sobre las demás) sería la mayor preocupación de los gobernantes hasta el siglo XX.
Consecuencias de la Guerra de Sucesión española
Una de las principales consecuencias que trajo la Guerra de Sucesión española fue la reordenación del mapa Europeo, ya fuera a través de conquistas durante la guerra o de la firma de tratados al final de esta. Los principales beneficiados fueron Inglaterra. España, en cambio, perdió gran parte de sus territorios europeos. Se produjo la llegada al trono de España de una nueva dinastía, la dinastía borbónica, pero pagó un alto precio por ello. Francia consiguió su objetivo de poner una dinastía francesa en el trono español, sin embargo, su empeño le causó grandes bajas humanas y económicas en la guerra, y entraría en una crisis que duraría casi todo el siglo.
Las consecuencias en Europa
Si bien en principio, parecía que el fin de la guerra mantuvo un equilibrio en la política europea entre las potencias, la realidad fue diferente. Primero, el nuevo Reino Unido que había unido formalmente a Escocia con Inglaterra había surgido como una potencia global, en gran parte gracias a la guerra y sus consecuencias. Gran Bretaña ganó varios territorios clave, particularmente en el Nuevo Mundo, como Terranova y el acceso al comercio en áreas donde los franceses habían dominado. Además, controlaban Gibraltar, tomándola de España (y que todavía tienen hasta hoy). Sin embargo, en lugar de debilitar principalmente a su principal enemigo, Francia, la guerra debilitó significativamente a los holandeses, los cuáles se encontraron con grandes deudas. Esto ahora permitió a Gran Bretaña asumir muchas oportunidades comerciales, en África, América del Norte y, en particular, en la India y el este, que los holandeses una vez controlaron. El ascenso de Gran Bretaña como un imperio comercial y territorial se había acelerado esencialmente debido a las consecuencias de la guerra. De hecho, el surgimiento de la British India East Company, por ejemplo, se aceleró mucho después de este tiempo, especialmente cuando la fortuna de la Compañía de las Indias Orientales Holandesas comenzó a disminuir poco después de la guerra.
Para los holandeses, la guerra se prolongó durante mucho tiempo y la población de tres millones no pudo hacer frente a una gran deuda. En esencia, los holandeses habían sido muy influyentes en los asuntos europeos en el siglo XVII, pero después de esta guerra, esa influencia se redujo drásticamente a medida que su imperio marítimo y su destreza comercial disminuyeron debido a las deudas y el costo de la guerra para ellos. En efecto, a pesar de estar en el lado que más se benefició del final de la guerra, los holandeses vieron pérdidas significativas en su influencia general y destreza económica.
Para Francia, la guerra pareció ir desastrosa en los primeros años, pero al final de la guerra estaban en una posición más fuerte y, a pesar de las pérdidas en América del Norte, no perdieron la mayor parte de sus colonias. Lo que pudo haber debilitado a Francia tenía más que ver con que la monarquía en Francia se había vuelto demasiado centralizada y fuerte. Además, los costos de la guerra tuvieron una consecuencia a largo plazo, ya que Francia después de esta guerra comenzó a tener más dificultades para pagar sus conflictos, incurriendo en más deudas. Esto creó una mayor distancia entre el gobierno francés y el pueblo francés, donde con el tiempo esta distancia resultó ser devastadora y ayudó a llevar a la Revolución Francesa. De hecho, la última Guerra de los Siete Años y la Revolución Americana probablemente contribuyeron más al declive de la familia real de Francia.
Las consecuencias en España
Dentro de España, la consecuencia más notoria fue la persecución que ejerció Felipe V contra los austracistas, es decir, aquellos que habían apoyado al Archiduque Carlos. Esta persecución se manifestó de diversas maneras, entre ellas la expropiación de sus bienes y terrenos. La mayoría de los pro-austrias tuvieron que exiliarse, en lo que se considera el primer exilio político de la historia de España. Fue un éxodo masivo. Se calcula que alrededor de 25.000 personas emigraron fuera de las fronteras españolas, la mayoría a los territorios que le habían sido arrebatados a España, donde ahora reinaba precisamente el archiduque Carlos, rival de Felipe V en la sucesión el trono español.
Del mismo modo, en los terrenos arrebatados a la Corona de Felipe V también se levó a cabo una persecución a los partidarios de los borbones. El Archiduque Carlos creó un consejo destinado a tal menester, y el dinero recaudado por la expropiación de los borbones se destinaba al pago de rentas y pensiones a los exiliados provenientes de España.
Según los historiadores, con la llegada al trono de la nueva dinastía borbónica también se llevaron a cabo iniciativas de gran calado en relación con la educación o la investigación científica. Además, se crearon lo que se llamó reales fábricas, lo que modernizaba los modos de producción y trataba de mejorar la situación de sectores en horas bajas.
Consecuencias de la Guerra de Sucesión Española hoy en día
Los efectos de la guerra de sucesión de España son todavía evidentes hoy. En Gibraltar, España sigue queriendo recuperar el territorio, donde todavía es un territorio británico de ultramar. El auge de Gran Bretaña después de la guerra también le permitió convertirse en el imperio más grande de la historia. En particular, Gran Bretaña pudo concentrarse mejor en el Este después de esta guerra, ya que la Compañía de las Indias Orientales surgió como un poder comercial y luego territorial. En efecto, al dominar el comercio marítimo, después del colapso de los holandeses, Gran Bretaña pudo financiar su imperio de ultramar. Esto significó que después de esta guerra, ningún conflicto global importante involucró a Gran Bretaña en cierto nivel, ya que el Imperio británico se convirtió en el imperio comercial y territorial dominante en gran parte del mundo. Hoy, esto ha significado que muchos países han asumido efectivamente los legados del gobierno imperial británico. En la India, por ejemplo, los legados sobre educación, gobierno y lenguaje son evidentes. Esto también es cierto en otros países en los que Gran Bretaña pudo expandirse a medida que aumentó su poder en el extranjero, incluso en África y Asia.
La guerra ayudó a llevar a la caída de la monarquía de Francia, ya que se fue aislando cada vez más de su población y se centralizó más. Los altos costos financieros también llevaron a una deuda que dificultó la recuperación de Francia. En Francia, y en otras partes de Europa occidental, particularmente a medida que la Revolución Francesa se hizo influyente, el movimiento gradual hacia los sistemas parlamentarios comenzó a acelerarse, a medida que las guerras devastadoras mostraban la debilidad de los estados liderados por los monarcas. En efecto, el camino hacia las democracias de Europa occidental se aceleró debido a los costos y los cambios producidos por guerras como la Guerra de Sucesión española. Además, la Guerra de la Sucesión española demostró que las guerras devastadoras se podían crear simplemente con la muerte de un monarca sin herederos. La creación de sistemas que pueden soportar los cambios en cualquier familia u hogar individual resultó ser más atractiva a medida que la Ilustración europea continuaba. Los estados que vemos hoy en Europa occidental reflejan los cambios evolutivos que fueron moldeados por la guerra, ya que sus costos humanos y financieros comenzaron a conducir a diferentes formas de estados que gobernaban con menos dependencia de los monarcas.
Vídeo
En este vídeo tenéis muy bien resumido lo que fue la Guerra de Sucesión española: