Los pintores impresionistas más famosos de la historia

El impresionismo es un movimiento artístico que marco un antes y un después en la historia del arte. Se originó en la mitad del siglo XIX en Francia y el nombre de dicho estilo surgió por una exposición y comentario de la obra «Impresión del sol naciente» de Claude Monet.

Tal y como os vamos a contar a continuación, al igual que podréis percibir vosotros mismos, se caracteriza por el interés de los artistas en el efecto de la luz sobre los objetos que representaban, al igual que por el manejo de la misma para conmover al observador.

A groso modo, por decirlo muy resumido aunque habría mucho más que decir sobre este estilo, se aplicaban pinceladas bastas que desde la cercanía no serían más que una mancha pero, si uno observaba el cuadro desde cierta lejanía, podía ver toda la armonía de la escena gracias al juego de luces y sombras que se creaban en el lienzo. De esta forma, no crea una representación precisa de lo que se pinta, si no el sentimiento que genera en el autor.

Sin duda, el impresionismo marcó un antes y un después porque también tuvo una grandísima influencia en los sucesivos movimientos artísticos, como el postimpresionismo, donde se enmarca la obra de Van Gogh.

Claude Monet (1840 – 1926)

Monet. Impresión del sol naciente

No se puede hablar de impresionismo sin hablar de Claude Monet, pues es el representante de dicho movimiento artístico. Como señalamos al principio del artículo, en la exposición de 1874 de su obra «Impresión del sol naciente» surge el nombre para dicho estilo artístico.

Si veis sus obras os daréis cuenta del especial interés que mostraba por el paisaje, al igual que podréis ver cómo reflejaba a la perfección la incidencia de la luz en función de la hora del día. Uno de los lugares que más han sido representados en sus obras es el el jardín de estilo japonés de su casa, de Giverny.

Algunas de sus obras más representativas son: Los Nenúfares (250 piezas de pinturas al óleo) yLa Gare Saint-Lazare.

Édouard Manet (1832 – 1833)

Curiosamente, Manet se consideraba así mismo como un artista realista, aunque muchos han considerado sus obras como un puente entre el realismo y el impresionismo. Fue uno de los pioneros en convertir la vida cotidiana en una temática de sus obras, al igual que -debido a algunas de sus obras- se le ha considerado el símbolo de la renovación, o la rebeldía, depende de para quién.

Por ejemplo, una de las obras que más revuelo generaron fue “Le Déjeuner sur l’Herbe”, el almuerzo campestre, en el que retrata a una mujer desnuda mientras comparte el almuerzo con dos hombres vestidos, al igual que hay otra mujer al final del mismo con poca ropa. Lo que también generó una gran controversia es que eran personas reconocidas, parte de sus familiares y su modelo favorita. Podéis ver el cuadro en el Museo d’Orsay (París).

Pierre Auguste Renoir (1841-1919)

Renoir. Baile en el Moulin de la Galette

Renoir se inició en el mundo del arte como pintor de porcelana mientras estudiaba dibujo. Con el paso de los años, con mucho trabajo y esfuerzo, acabó siendo uno de los artistas más afamados de su época.

Sus obras se caracterizan por ser de una belleza extraordinaria, plasmando la belleza de los paisajes, escenas alegres o retratos de personas hermosas. Seguro que recordaréis muchas de sus obras, sobre todo aquellas en las que pintaba a un grupo de personas en una escena cotidiana, consiguiendo inmortalizar un instante.

Algunas de sus obras más famosas son el Baile en el Moulin de la Galette, El almuerzo de los remeros, Las bañistas, entre otros.

Gustave Caillebotte (1848 – 1894)

Caillebotte. Los acuchilladores de parqué

A pesar de que fuese eclipasado por sus contemporáneos, Caillebotte creó un estilo pictórico propio, perteneciendo al realismo pero también muy influenciado por el impresionismo. Se considera que su obra mostraba la realizada tal y como él la veía, como existía, pero si observáis sus cuadros veréis que se trata de un pintor que variaba mucho en su técnica, experimentando otras formas de crear que eran similares a otros contemporáneos. Por ejemplo, podéis encontrar una gran riqueza en los colores, aunque tiende más a los pasteles -como el resto de sus colegas- al igual que mantiene una pincelada suelta.

Una de las obras que me impresionaron de este autor es Los acuchilladores de parqué, pero no perdáis de vista otras obras como Calle de París o su propio autorretrato.

Marie Bracquemond (1840 – 1916)

Bracquemond. En la terraza Sèvres

Pintora, grabadora y ceramista francesa, pasó desapercibida en ocasiones pero sin duda está considerada como una de las tres damas del impresionismo. Se cree que dejó de pintar cansada de las críticas de su marido, también pintor que no era partidario del impresionismo.

Sin embargo, la belleza de su obra sigue siendo hoy día admirada. Destaca por el uso del color y las texturas que crea, la combinación de las luces y las sombras para conferir a cada una de sus obras una belleza y elegancia sin igual.

Algunas de sus obras más importantes son La merienda, Las Tres Gracias, y Pierre pintando un bodegón de flores.

Edgar Degas (1834 – 1917)

Degas. Clase de danza

Degas no solo fue pintor, también escultor y grabador francés. Se le considera uno de los fundadores del impresionismo, aunque no era muy partidario de dicho nombre.

Es uno de esos autores que no os podéis perder porque tenía la habilidad de captar e inmortalizar la vida y el movimiento, trasladando todo ello a sus obras y creando una sensación tan realista que uno podía sentir que formaba parte del mismo. Si no, fijaros en sus obras de bailarinas de ballet, que parece que uno está como un observador pero sin interrumpir la escena.

Algunas de sus obras más conocidas son El ajenjo, Oficina de la lonja de algodón en Nueva Orleans y la Plaza de la Concordia .

Mary Cassatt (1844 – 1926)

Cassat. Retrato de jovencita

Mary Cassat fue una pintora y grabadora estadounidense que pasó gran parte de su vida en Francia. Entre sus contactos con artistas destaca Degas, que al igual que ella también creaba dentro de una línea impresionista. Está considerada como una de las grandes pintoras del impresionismo, junto con Marie Bracquemond y Berthe Morisot.

Algunas de sus obras más destacadas son la Niña en el sillón azul y El baño del niño son algunas de sus obras más destacadas.

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