En la actualidad, hablar de menstruación o de sangrado mensual, es algo normal y asimilado por la sociedad. Cuando las niñas comienzan a manchar, o bien ya saben de qué va todo, o se les explica con tranquilidad y detalle.
No obstante, y dando por hecho que el 99% de gente en el mundo sabe lo que es la menstruación, hay un hecho innegable: lo escandaloso del asunto. Decía Chef, uno de los personajes más polémicos de la serie animada South Park, sobre la mujer: «No me fío de un animal que está cinco días sangrando y no muere«. Para tranquilidad de muchos, el personaje fue eliminado al poco tiempo.
Escándalo menstrual
Pero es cierto que una mujer, en periodo menstrual, puede llegar a perder 40 ml si todo es normal. Si el sangrado es abundante, la cantidad se puede duplicar. La pregunta es, ¿qué pensarían de esta circunstancia quienes lo vivieran en la Edad Media? Por aquel entonces se quemaba a gente por brujería, se curaban enfermedades con sanguijuelas y otras barbaridades irreproducibles aquí.
Como era de esperar, la sangre perdida por las mujeres durante la regla, también tenía su mística. En este caso, y sobre todo en Europa, se pensaba que esa sangre, dada su procedencia, tenía propiedades afrodisíacas. Por tal motivo, había que aprovechar hasta la última gota.
Combinado menstrual
Y ahora es cuando has puesto cara de asco y estás pensando en lo peor. Y por desgracia, vas por el camino correcto. Eso sí, siendo asqueroso, no llega al extremo que has imaginado. Y es que no se bebían la sangre a pelo. Seguro que alguien lo hacía. Pero la gran mayoría añadía la sangre a otras comidas o bebidas. Sí, al menos tenían el decoro de combinarlo con otros productos para enmascarar el fuerte sabor.
¿Cómo hemos sabido de esta repugnante tradición? Por los textos que han llegado hasta nuestros días. En concreto, fue Agripa de Nettesheim, en su obra ‘De Occulta Philosophia‘, quien recogió las bonanzas que se le atribuían a la sangre de la menstruación. Y es que no sólo lo tenían por un potente afrodisíaco. También decían que curaba enfermedades neuronales o que volvía locos a los perros. Todo muy cuerdo.
Tras leer este artículo, es posible que este verano no pruebes un sólo Bloody Mary en playa. Y te entendemos. Por suerte, hemos evolucionado lo suficiente como especie como para afrontar este sangrado mensual con normalidad y sin ceremonias medievales como las comentadas.
La cosa no mejoró hasta casi nuestros días. Y es que incluso en el siglo XIX, la sangre de la menstruación se asociaba… ¡con el suicidio! Es más, se defendía que el poder supremo del útero era tan incontrolable, que podía inducir a muchas mujeres a quitarse la vida. El concepto alarma social tampoco estaba demasiado desarrollado por aquel entonces.
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