En nuestro artículo anterior sobre la Revolución Mexicana vimos el inicio de este complejo proceso histórico. En ella participaron grupos sociales con muy diferentes intereses en juego, como lo eran la elite ilustrada a la que representaba Madero o los campesinos desposeídos de Zapata o de Pancho Villa.
Tropas Revolucionarias de Emiliano Zapata
Una vez que lograron la caída del Porfiriato, las verdaderas tensiones sociales (que habían sido dejadas de lado en un principio) finalmente estallaron. Los que primero fueron aliados, se convirtieron en rivales de una guerra civil.
En noviembre de 1911, asumió el primer gobierno revolucionario, al frente del ahora presidente Madero. Esto suponía la posibilidad para todos los grupos que apoyaron la revolución de presentar sus requerimientos. Pero los intereses de las distintas facciones eran muchas veces contradictorios.
Muchas demandas no fueron resueltas. Y esto condujo al inicio de las disputas entre las distintas facciones de revolucionarios. Algo que sería una constante en los siguientes años de la historia de México.
Pero las acciones del nuevo gobierno para resolver la cuestión de las tierras, no fueron las esperadas por los campesinos. Uno de sus líderes, Emiliano Zapata, se revela y presenta su Plan de Ayala. En este Plan exige la expropiación de una gran cantidad de tierras de latifundios para su reparto.
Al año siguiente, Orozco (un ex-militar al mando de Madero) produce un levantamiento en su contra. Era el comienzo de un nuevo conflicto armado. El presidente Madero envía un ejército para reprimir a los rebeldes. Al mando de las tropas iba el general Victoriano Huerta, militar relacionado al Porfiriato.
Pero el General Huerta le traiciona y -en febrero de 1913– derroca a Madero del poder, con el apoyo de seguidores del porfiriato. Luego del golpe de estado, Francisco Madero es asesinado. En medio del caos, se produce un “incidente” con fuerzas militares norteamericanas que vigilaban la zona petrolera de Tampico. Wilson –presidente de EE.UU.- ordena la ocupación del puerto de Veracruz.
Mientras tanto los revolucionarios Pancho Villa y Emiliano Zapata continuaban su lucha. La acción convergente de estos dos movimientos logró desestabilizar al gobierno de Huerta. El golpista Huerta se dio a la fuga el 14 de julio de 1914. Días después –20 de agosto– los constitucionalistas toman el poder en la Ciudad de México. Se habría así una nueva etapa en el largo proceso de la Revolución Mexicana.
Ocupación estadounidense del Puerto de Veracruz.
Pero el gobierno constitucionalista se apoyaba en una alianza que pronto se mostró débil. Gran parte del problema giraba en torno a la cuestión del reparto de las tierras. Venustiano Carranza (jefe de la ofensiva contra Huerta) intentó hacerse con la Jefatura Suprema. Villa y Zapata se enfrentaron a él, con momentáneas victorias. Pero Carranza logró reconquistar el poder, tras vencer al debilitado movimiento agrarista.
Uno de los objetivos centrales del Presidente Carranza era la progresiva institucionalización de la revolución, para que ésta se consolidara finalmente. Convocó una Asamblea que, en 1917, sancionó una nueva Constitución. Los principales aspectos de la Constitución de 1917 fueron: el reparto de las tierras, la separación entre la Iglesia y el Estado, la limitación a las empresas extranjeras y la prohibición de la reelección presidencial.
Con este nuevo escenario político, coincidente con las muertes de Zapata y -algo más tarde- de Carranza y de Pancho Villa, se cierra la Revolución Mexicana. Comenzaba el tiempo de consolidar los logros de este proceso, a manos de los gobiernos de Obregón (1920-1924) y de Plutarco Calles (1924-1928).
Fuentes:
La Revolución Mexicana en Artehistoria
ES 3, Ciencias Sociales, en abc.gov.ar
La Revolución Mexicana en Kalipedia
Imágenes:
Wikipedia