Si le preguntas a alguien quién fue el inventor del teléfono, la mayor parte de la gente (los que crean saberlo) responderán que Graham Bell, porque así es como figura en los libros de historia. Sin embargo, a veces las cosas no son lo que parecen y han ocasiones en las que la gloria se la lleva quien no se la merece, como en este caso. Si quieres saber quién es el verdadero inventor del teléfono, sigue leyendo.
Antonio Meucci, el verdadero inventor del teléfono
Antonio Meucci nació en Florencia en el año 1808 y tras realizar sus estudios, emigró a Cuba en la década de 1830 con el fin de trabajar con enfermos reumáticos.
Con el fin de reducir el dolor de sus enfermos, Meucci aplicaba sobre los mismos pequeñas descargas de electricidad, siendo así el medio por el cual descubrió la transmisión de sonidos mediante impulsos eléctricos.
Fascinado con su descubrimiento, Antonio Meucci viajó a los Estados Unidos con el fin de materializar esta idea, creando un aparato transmisor de sonido, lo que hoy conocemos como teléfono. En 1871, tras haber realizado numerosas pruebas y perfeccionamiento de su invento, bautizó a este aparato teletrófono. Acto seguido, solicitó el patentamiento del mismo, pero por falta de dinero, no pudo lograr los derechos legales.
Entonces buscó apoyo en empresas como Western Union, pero estas no lo escucharon. Fue así como en 1876 Bell patenta el teléfono, dirigiéndose inmediatamente Meucci ante tribunales para reclamar sus derechos, pero como era de suponerse, tampoco tuvo éxito. Pocos años después, en 1889 Antonio Meucci muere en una completa miseria y bajo la sombra del anonimato.
Más de un siglo debió transcurrir para que luego de numerosas investigaciones, en el año 2002 se reconociera oficialmente a Antonio Meucci como el verdadero inventor del teléfono. Hoy, puede visitarse en la vía Pellicceria de Florencia la casa donde el inventor nació y pasó los primeros años de su vida.
Antonio Meucci vs. Graham Bell
Lo cierto es que Graham Bell es quien realmente ha pasado a la historia como el inventor del teléfono, aunque hoy ya sepamos la verdad. Pero, ya en su momento, Meucci inició una ardua confrontación legal contra Bell, una lucha que solo terminó tras su muerte, completamente arruinado y desgastado por este litigio.
Y es que la vida está llena de «genios» que llegan a la gloria sin merecerlo aprovechándose del talento de otros, que generalmente llevan una existencia desdichada. Antonio Meucci fue uno de esos pobres genios desgraciados saqueados por alguien con más dinero y menos escrúpulos.
Meucci presentó su teletrófono en sociedad en 1860, cuando consiguió reproducir la voz de un cantante a metros de distancia. Sin embargo, las negativas de las empresas a financiarle le obligaron a subsistir vendiendo otras pequeñas patentes. Finalmente, un desastre familiar (incendio) obliga a su mujer a vender el resto de patentes. Nunca se sabe a quienes fueron vendidas, aunque se dice que fue Graham Bell quien las compró.
Meucci trabaja afanosamente en reconstruir su invento, pero no tiene el dinero suficiente para la patente. Intenta de nuevo vender el invento a la Wertern Union, pero no obtiene respuesta. Tras más de dos años de tiras y aflojas, le contestan que la patente se ha perdido.
Poco tiempo después, Graham Bell presenta la patente del teléfono, inspirada claramente en el invento de Meucci. El inventor italiano rápidamente toma acciones legales, pero su capacidad económica no tiene nada que hacer frente a los abogados de la compañía de Bell.
Los propios abogados de Meucci parecen ir en su propia contra, por ejemplo ignorando las peticiones de reclamaciones que realizaba. Ciertos indicios señalan que los propios abogados de Meucci pudieron «traicionarle» a lo largo del proceso, pagados por el propio Bell.
De todas maneras, a lo largo de los años que se extendió el litigio (hasta la muerte de Meuzzi en 1889), quedaron claras las evidencias de prevaricación entre Bell y la compañía Wertern Union (se descubrió que Bell había acordado pagarle a dicha compañía un 20% de los beneficios que generase el teléfono), así como la verdadera identidad del inventor de teléfono: Antonio Meucci.
Sin embargo, los abogados de Bell lograron ralentizar y enmarañar el proceso de tal manera que siguió alargándose y alargándose. Años más tarde, con la muerte de Bell, nadie más volvió a preguntar por el inventor del teléfono y Graham Bell comenzó a figurar en los libros de historia como el creador de un adelanto fundamental para el desarrollo de las telecomunicaciones.
Otros inventos de Antonio Meucci
Además de probar suerte en el ámbito de las telecomunicaciones con el teléfono, del cual es el verdadero inventor, Antonio Meucci fue una persona con muchas inquietudes que realizó estudios, experimentos e inventos en numerosos campos.
Algunos de sus otros inventos más destacados fueron un nuevo sistema de galvanizado o un novedoso sistema de filtros para depurar el agua. También fue pionero en el uso de la parafina para la fabricación de velas y desarrolló un sistema mediante el cual se aplicaban a los pacientes electroshocks terapéuticos.
Como vemos, Antonio Meucci ha pasado a la historia, para su desgracia, como el hombre al que Graham Bell le robó la patente del teléfono, y no ha sido hasta el año 2002 cuando se ha reconocido que el fue el verdadero inventor. a pesar de esto cabe señalar que Antonio Meucci fue muy respetado en Italia, y también lo fue por la comunidad italiana residente en Estados Unidos, donde Antonio Meucci se mudó en 1835 (nunca más regresaría a Italia). Allí, en Estados Unidos, fue muy querido por sus compatriotas, entre otras razones, por haber puesto en marcha una fábrica de velas que daba empleo a numerosos trabajadores y por ayudar a los necesitados siempre que estaba en su mano.
Quizá lo que le faltó a Antonio Meucci fue la suerte y el poco corazón que tienen aquellos que se apoderan de las ideas ajenas. Afortunadamente, vivió de una forma bastante desahogada para haber sido un inventor al que le robaron su mejor invento, pero seguro que le gustaría saber que, casi 200 años después, se le ha reconocido como el verdadero inventor del teléfono y que, incluso, el teléfono neumático que inventó todavía se sigue usando en el Teatro della Pergola de Florencia.
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