Batalla de Salamina antecedentes, guerra y desenlace

Seguramente la historía del mundo occidental habría variado y mucho, si el resultado de la Batalla de Salamina hubiese tenido otro resultado. Una batalla librada por mar y por tierra y punto álgido de las Segunda Guerra Médica. El segundo intento del Imperio Persa por invadir y aplastar Grecia. Los ejércitos de Jerjes derrotados gracias a 300 espartanos. Conozcamos más  en profundidad la historia de la Batalla de Salamina, antecedentes, guerra y desenlace de ésta.

Antecedentes de la Batalla de Salamina

Durante el siglo V a.C., el Imperio Persa (hoy Iran), se encontraba en su punto más álgido. Su rey Darío I, había conseguido expandir su Imperio desde el Cáucaso hasta el océano Índico y desde el mar Mediterráneo hasta el río Indo. Como todo imperio, éste se había constituído a base del sometimiento de una gran diversidad de pueblos.

Entre los pueblos invadidos se encontraban los Griegos Jónicos, quienes se habían establecido en la costa occidental de Asia Menor. En el siglo V, los griegos Jónicos se alzaron en contra del Rey Darío I, sin embargo fueron derrotados después de seis años de duros enfrentamientos.

Ruinas de Sardís

Los atenienses ante la derrota de los Griegos Jónicos y teniendo en cuenta los lazos que les había unido en el pasado, incendiaron la ciudad persa de Sardis. Tras esta ofensa al pueblo persa, en el año 491 a.C, Darío quiso dar un escarmiento a los atenienses por su intromisión.

Batalla de Maratón

Darío montó un ejército con la idea de invadir Atenas en el año 490 a.C., pero tras desembarcar en las playas de Maratón y después cinco días de encarnizada lucha, el ejército persa terminó derrotado, dando por finalizada la Primera Guerra Médica. Darío falleció en el año 486 a. C, sin conseguir la venganza que tanto ansiaba. Tras la muerte de Darío, su hijo Jerjes I tomó el relevo de su padre.

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La Llegada de Jerjes I

Jerjes I

A partir del año 490 a.C., el estratega militar espartano Termístocles Euribíades, había comenzado a construir una fuerte muralla que rodeara la ciudad de Atenas y el puerto de El Pireo. También fortaleción la antigua flota naval griega, ya que a lo largo de la historia, los reyes persas tenían un objetivo claro, ocupar el continente europeo.

Su primer intento lo acabamos de relatar, la Batalla de Maratón, pero todo hacía preveer que no se conformarían. Si el rey Darío había tenido ansias de venganza, para su sucesor Jerjes, era ya una cuestión de honor y ambición.

Jerjes pretendía tomar Atenas, incendiarla y arrasarla. Debemos hacer mención que en el año 482 a.C., cerca de Atenas en las minas de Laurium se había descubierto una gran veta de plata. Ante la posibilidad de una invasión persa, Temístocles propuso ampliar la armada para poder hacer frente a una invasión persa.

Los persas necesitarían un gran número de naves para transportar todo lo necesario para afrontar la guerra. Grecia además, contaba con la terrible infantería de los hoplitas espartanos.

Puentes sobre el Helesponto

El ejército persa estaba formado por 500.000 hombres y 1.207 trirrenes, naves propulsadas por tres hileras de remeros. Los persas habían construido dos puentes sobre el Helesponto (Dardanelos), con una longitud de 1.300 m de longitud. Además había conseguido excavar un canal de 2,4 km de ancho que les permitiría cruzar el istmo que los separaba de Grecia.

A medida que Jerjes iba ocupando ciudades o polis griegas, éstas se sometían, jurando lealtad al rey persa. Sin embargo Atenas y Esparta permanecieron desafiantes a pesar de contar con menos medios.

La Batalla de las Termópilas

El avance de los persas parecía imparable, así llegaron al paso de las Termópilas, paso obligado para llegar hasta Atenas. Las naves persas se alinearon frentre a los 15 m de anchura del paso, sin embargo el paso iba a ser defendido por 6.000 hoplitas espartanos al mando de Leónidas.

Hoplitas Espartanos

A pesar de las cargas de los persas contra los hoplitas, éstos bravos soldados repelían cada uno de los ataques, provocando grandes pérdidas en el ejército persa.

Sin embargo, Leónidas decidió retirar a la mayoría de su ejército, quedándose tan solo con 300 espartanos. Efialtes, un pastor griego, optó por ayudar a Jerjes mostrándole la forma de acabar con los espartanos.

Batalla de las Termópilas

Estos utilizarían una ruta alternativa por las montañas, sorprendiendo al ejército de Leónidas por la retaguardia. Los 300 espartanos lucharon con valentía llegando incluso a matar a dos de los hermanos de Jerjes.

Gracias a la heroicidad de los hoplitas espartanos y con la ayuda de unas tormentas violentas que hundieron 200 naves persas, consiguieron retrasar a los persas. Estos acontecimientos hicieron ganar tiempo a Temístocles, quién condujo la flota griega hacia el golfo de Pagas y Artemisio, logrando así la victoria.

Con la noticia de que los persas había tomado el paso de las Termópilas, Temístocles retiró la flota, resguardandola en el puerto de la Isla de Salamina.

Flota Ateniense

Cuando los persas llegaron a Atenas, la ciudad estaba desierta, los ciudadanos se habían marchado. Atenas fue saqueada e incendiada, ahora solo quedaba derrotar al ejército griego en tierra. Para poder conseguir dicha victoria su flota tendría que poder maniobrar de forma segura y la única forma era derrotar la flota griega.

Mientras Jerje se aproximaba hacia el canal que le permitiría cruzar el istmo que separaba Grecia con el Peloponeso. Los espartanos y peloponesos construyeron una gran muralla que les sirviera como defensa.

Momento que aprovechó Temístocles, para enviar al esclavo Sicinio a Jerges, su misión era engañar al rey persa. Sicinio contó que el ejército griego tenían la moral muy baja, e incluso que el propio Temístocles era partidario de la victoria persa.

Sicinio convenció a Jerjes que evitara la huida de los griegos y así ganaría la batalla. Jerjes se lo creyó y envió un gran escuadrón para cubrir las rutas de huida griegas, sin darse cuenta que lo que hacía era debilitar sus fuerzas.

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Cómo transcurrió la Batalla de Salamina

Jerjes pensó que no sería difícil vencer a los 300 trirremes griegos, ya que los persas contaban con 400 naves en las aguas de Salamina. El engaño había surtido efecto, Termístocles, desplegó entonces su flota, menos pesada, distribuyéndola de la siguiente forma:

  • Atenienses y Corintios a la izquierda
  • Efinetas y Espartanos a la derecha

La idea de Termístocles era hacer que los persas encallaran en las aguas poco profunda que rodeaban al bahía de Eleusis. Los persas no podían ver la mayoría de los trirremes griegos, ya que éstos quedaban ocultos tras una isla próxima.

Batalla de Salamina

Termístocles ordenó a los 50 trirremes que componian la flota corintia que izasen las velas e hicieran maniobras de huída. El estratega griego sabía que las naves persas estaban construidas para combatir en aguas profundas, en mar abierto. En una bahía tan estrecha les iba a ser casi imposible maniobrar, su excesivo peso, su altura y los 30 arqueros, lo hacían imposible.

Fin de la Batalla de Salamina y consecuencias

El 20 de septiembre del 480 a.C., fue el día de la victoria. Los remeros griegos entonando himnos al dios Apolo, atacaron los primeros trirremes persas. Estas se encontraban dispersas en su persecución a los supuestamente fugados corintios.

En ese momento fue cuando los capitanes de las naves persas se dieron cuenta del engaño, sus órdenes fueron claras, girar los grandes trirremes en redondo para volver hacia atrás. Sin embargo, los 400 trirremos de grandes dimensiones no tenían espacio para girar.

Mientras, Jerjes subido a un trono dorado en las tierras altas de Salamina contremplaba la derrota. Lo que en un principio era una ventaja, su superioridad numérica, se había convertido en un estorbo.

Ante el desconcierto, una línea de trirremes griegos, realizaron las maniobras oportunas para rodear las naves enemigas. Ayudados por los espolones de bronce que portaban las naves griegas, dieron el golpe de gracia a las naves persas, que terminaron hundidas.

El resultado fue 200 trirremos persas hundidos, la mitad de su flota frente a los 40 griegos. Ante el miedo de que los griegos destruyesen los puentes creados sobre el Helesponto, dejándoles aislados, Jerjes ordenó la retirada. Dando por finalizada la Segunda Guerra Médica.

Batalla en Platea

Otras derrotas como fueron la de los 300.000 soldados de Mardonio, en Platea o la derrota de los persas en Micale, acabaron con las intenciones persas de volver a invadir Grecia.

Atenas siguió teniendo la flota más poderosa del mundo antiguo y Esparta el ejército más poderoso en tierra. Sin embargo la desconfianza y la rivalidad surgió entre ambas, conduciendo a ambas ciudades a enfrentarese entre si.

La unidad que los griegos habían mantenido y las victorias de Maratón, Termópilas y Salamina, fueron determinantes. Sin estas victorias, la historia de la humanidad quizás, hubiese sido distinta.

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