Marco Antonio fue una figura notable en la historia de la antigua Roma. Nacido en la capital del imperio, en el 83 a.C y muerto por suicidio en Alejandría, 53 años después, ha tenido (como muchos otros personajes de aquella época), numerosos amores que marcaron su vida. Algunos de ellos fueron matrimonios por conveniencia, otros, producto de ciega pasión. Aquí, la historia de aquellas mujeres que han influenciado en la historia de Roma, pero que en algunos casos, han quedado en un segundo plano bajo la imponente sombra de este conocido personaje.
Las mujeres de Marco Antonio: Fadia
Poco se sabe sobre la primer mujer de Marco Antonio. Tal vez no se ha difundido tanto su imagen por ser hija de un liberto (en aquellos tiempos, los esclavos que lograban obtener su libertad eran llamado libertos, subiendo un escalón en la pirámide social de la estructura romana). Según Cicerón, un importante orador y filósofo de aquellos tiempos, esta mujer le habría dado numerosos hijos a Antonio, pero tampoco se tiene registro de ellos, dado que estos datos sólo se basan bajo las fieles afirmaciones del orador.
Las mujeres de Marco Antonio: Antonia Híbrida
Esta disconforme mujer, hija del político Gallo Antonio Híbrida, era nada mas ni nada menos que la prima carnal de Marco Antonio. Es sabido que el casamiento entre familiares cercanos no era anormal en aquellas épocas, dado que se realizaban constantes enlaces con gran normalidad con motivos políticos, económicos y sociales. Según Plutarco (historiador romano), en el año 47 a.C, Antonio descubrió que su mujer lo engañaba con uno de sus amigos de la política, el tribuno Cornelius Dolabella, echándola hipócritamente de su casa y desterrándola de su vida. Se divorció de ella ese mismo año, contrayendo rápidamente matrimonio con la ambiciosa Fulvia.
Las mujeres de Marco Antonio: Fulvia
La figura de esta mujer es sumamente importante dentro de la historia de Roma. Fulvia, poderosa heredera de la casa de los Fulvios y los Sempronios, siempre fue ambiciosa, con ansias de poder y gobierno, y supo manejar a Marco Antonio como le apeteciera.
La historia relata dos hechos que demuestran especialmente la valentía y ansias de venganza que poseía esta mujer:
Uno se remonta al año 44 a.C, cuando luego de la partida a Egipto de su marido, Fulvia envía a degollar al famoso orador Cicerón, en modo de venganza por las críticas que había realizado este orador contra su marido ( algún problema pendiente que le haya quedado ellos?), de todas formas, se dice que la sanguinaria mujer se jactó de exhibir la cabeza del degollado frente a una ruidosa muchedumbre del pueblo romano, demostrando quien tenia el poder.
Otro hecho se remontó poco después, cuando con motivo de afianzar los enlaces políticos, Fulvia arregló el matrimonio de su hija Claudia con el reciente miembro del triunvirato, Octaviano (futuro Emperador Augusto). Pero este enlace no logró calmar las aguas por mucho tiempo, dado que se comenzó a producir un malestar social general, entrando el triunvirato en crisis. Fue así como Octaviano se divorció de Claudia, tomando Fulvia este hecho como una ofensa irreparable, armándose de frente contra el futuro emperador, para luchar por los derechos de su marido, que dicho sea de paso, no terminó muy bien, dado que concluyó rindiéndose y muriendo en exilio en Sicyon.
La muerte de Fulvia abrió las puertas de las esperanzas de una posible reconciliación entre los dos políticos, y esto llevó al matrimonio de Marco Antonio con Octavia, la hermana de Octaviano. Corría el año 40 a.C, y el fin del triunvirato estaba por llegar…
Las mujeres de Marco Antonio: Octavia y Cleopatra
Tras la muerte de la olvidada Fulvia, Marco Antonio contrajo matrimonio con Octavia, la querida hermana de Octaviano por motivos únicamente políticos que ayudarían por un tiempo, a afianzar nuevamente las relaciones entre estos dos.
A pesar de la infidelidad de su marido, y la forma en que fue dado su matrimonio, Octavia fue una fiel mujer demostrando ser fuerte ante la humillación que provocó la noticia de que Marco Antonio se había aliado con Cleopatra de Egipto en el año 36 a.C, abandonándola por completo e ignorando su existencia. Cuatro años después, Marco Antonio hizo frente al asunto, aclarando legalmente los hechos y divorciándose de Octavia, haciendo plenamente público su amor ciego por la Reina de Egipto. Este hecho, dicho sea de paso, desencadenó la ruptura definitiva de los débiles lazos que unían para ese entonces a Antonio y Octaviano, produciendo una violenta guerra civil.
Ahora, antes de adelantarnos al conocido final de los amantes, incursionemos un poco en la vida de la mujer mas famosa de esta historia: Cleopatra.
Esta inteligente mujer, nació en el año 69 a.C, y a los 17 años heredó el trono de Egipto, junto con su hermano Ptolomeo XIII, cinco años más joven que ella,(que mas tarde sería su ignorado esposo). Tuvo grandes e importantes alianzas con Roma, que fueron una fusión de seducción, política e intereses comunes, que llevaron a la pérdida de Egipto, cayendo en manos de la Roma de Augusto.
Poco antes de la muerte de Fulvia, la tercer esposa de Marco Antonio, éste se había encaminado a Egipto, donde quedó perdidamente enamorado de Cleopatra. Esta mujer se encontraba bajo constantes amenazas por parte de su hermana menor, Arsinoe IV, de modo que negoció un pacto con Antonio, en el cual ella conseguiría la muerte de su hermana, y el una gran ayuda económica por parte de Egipto, a pesar de que éste reinado estuviera al borde de la quiebra.
Juntos pasaron momentos de felicidad, fiestas y derroches, hasta que la noticia de la muerte de Fulvia llamaba a Antonio a volver a Roma, para afianzar los términos con Octaviano. Cuatro años después, en el otoño del 37 Antonio contraía matrimonio con Cleopatra, desencadenando la anteriormente mencionada guerra civil, producto de la ruptura de lazos entre los monarcas del triunvirato.
Todo esto generó varias acusaciones por parte de Roma a la pareja de enamorados, sosteniendo que Antonio había sido embrujado por la reina egipcia, y que éste era sólo una sombra de las acciones que ella ordenaba. Sin prestar atención a ello, Antonio prefería ser partícipe de las fiestas descontroladas, el lujo y la desobediencia en Egipto, contraponiéndose a la leal imagen de Octaviano, que prometía ser un prometedor dirigente popular.
En el año 32 a.C. Roma declaró la guerra a Egipto, en la cual un año después Cleopatra veía perder sus flotas… y su reino. Los amantes huyeron de la batalla (Cleopatra por miedo a ser muerta allí mismo, y Antonio por cobardía, abandonando sus tropas y perdiendo la guerra). Más tarde Antonio recibe la grave noticia de la muerte de Cleopatra. Desgarradamente, este se suicida atravesándose su espada en el pecho, sin saber que había sido engañado, y que Cleopatra aún seguía viva, pero bajo el poder de Octaviano.
Ésta, al ver su futuro completamente frustrado y humillado, decidió correr la misma suerte que Antonio, antes de tener que sobrepasar el terrible hecho de ser expuesta como premio de la batalla ganada por Roma. Algunos sostienen que murió por producto de una picadura de serpiente que había mandado a buscar para su suicidio. Otros, un poco mas filántropos, sostienen que contrajo su muerte tras la noticia del suicidio de su marido. De todos modos, este hecho sucedió en el año 30 a.C, y su última voluntad fue manifestada por escrito a Octaviano, en la cual le pidió que la enterraran junto a su último esposo Marco Antonio.
Ahora bien, como producto de la muerte de estos dos personajes, nos encontramos con 3 hijos huérfanos: los hijos de Antonio y Cleopatra. Preocupada por la suerte que podrían llegar a correr estos niños, siendo fruto de los enemigos de Octavio, Octavia decide adoptar a los niños, sin importar que fueran hijos de aquel hombre que había humillado su persona de una forma tan terrible. Con el tiempo, los dos hijos varones desaparecieron misteriosamente, probablemente bajo las órdenes de Octaviano.
Octavia murió en Roma, en el año 11 a.C, y su hermano le rindió los más altos honores fúnebres, recordando a aquella mujer leal y fuerte que lo acompañó con amor fraternal a lo largo de su carrera política.