El Señor de Sipan, el descubrimiento

Era febrero de 1987 cuando el doctor Walter Alva, el arqueólogo Luis Chero, y su equipo se decidieron a excavar en la zona de Sipán, al norte de Perú, en la región de Lambayeque. Al poco de comenzar las excavaciones los hallazgos fueron realmente sorprendentes pues encontraron en una tumba el esqueleto de un guerrero con los pies cortados. En los tiempos a los que pertenecía ese guerrero aquéllo era el símbolo de vigilancia perpetua, de modo que parecía que algo más debía haber escondido y que seguramente sería lo que ese guerrero vigilaba.

 El Señor de Sipan

Justo debajo de aquel guerrero, a unos metros más de profundidad estaba lo que eternamente debía permanecer oculto: una cámara subterránea de 25 metros cuadrados. Cuando se quitó las vigas que sellaban la cámara, la sorpresa fue mayúscula. Seguramente uno de los mayores descubrimientos arqueológicos del siglo XX. La historia del antiguo Perú mostrada a los ojos del doctor Walter Alva. Era el mes de julio de ese mismo año, 1987.

Era un conjunto perfecto, sorprendentemente simétrico, y de unas riquezas incalculables. En total, más de 600 objetos se conservaban prácticamente intactos dentro de la tumba del Señor de Sipán. Las riquezas y honores con los que fe enterrado demuestra la importancia que alcanzó su figura durante su mandato. En su centro destacaba la pequeña figura de un señor cubierto de joyas entre las que destacaba un disco de 92 milímetros de diámetro hecho de turquesas, coral y lapizlázuli y rodeado de esferas de oro puro. La vestimenta del señor también lucía turquesas y una corona de oro. Los huecos de los ojos se habían llenado con dos réplicas de sus ojos en oro. El mentón estaba protegido por una máscara, igualmente en oro, y la nariz por una nariguera del mismo metal precioso. El pecho tenía once pectorales con conchas de colores, brazaletes con turquesas, un lingote de oro en su mano derecha (el Sol) y uno de plata en la izquierda (la Luna). A su lado un cetro rematado en una pirámide de oro, y finalmente un collar con 71 esferas de oro. Pero el mayor tesoro encontrado fue una diadema de 62 cms. de ancho y 42 de alto, cómo no, de oro.

Pero el Señor de Sipán no estaba sólo. A su lado se encontraron los esqueletos de dos soldados, también cubiertos de oro y turquesas, que se encargaban de protegerlo en la vida eterna. Además, había dos mujeres que probablemente serían sus esposas, otra mujer más y un niño, y un perro.

En todo el enterramiento aparecieron cientos de obetos con piedras preciosas, metales como oro y plata y cerámicas valiosas. Pero aún así, la gran riqueza de este descubrimiento no fueron sus tesoros, sino descubrir su Historia, su pasado, y conocer de primera mano el auténtico pasado del Perú norteño, sus raíces y cultura, la de los mochiques o moches a quien pertenecía el Señor de Sipán.

La civilización del señor de Sipán

Cultura Mochica joyas Sin embargo, este magnífico hallazgo, ¿a qué cultura pertenecía? ¿De dónde venía el señor de Sipán? Como se ha hecho referencia brevemente en las líneas anteriores, el señor de Sipán y sus acompañantes pertenecían a la cultura moche o mochica, una civilización que dominó la costa norte de Perú durante aproximadamente los años 100 y 700 de nuestra era. Su nombre proviene del valle Moche, alrededor del cual se fijaron los diversos asentamientos vinculados por los arqueólogos a esta cultura.

Esta cultura, sobre la cual todavía se está investigando, se considera como una de las civilizaciones más avanzadas del la América precolombina. Dividida en dos zonas bien diferenciadas, el norte y el sur, se trata de una sociedad predominantemente agraria donde destacan las avanzadas obras arquitectónicas y de ingeniería de las que los arqueólogos han conseguido hallar restos. Así, para mejorar sus cultivos y asegurar su prosperidad, construyeron complejos sistemas de canales y presas para controlar el agua. También construyeron edificios muy destacados, como templos en forma de pirámides truncadas y estructuras administrativas que presentan recursos tan avanzados para la época de la que estamos tratando como delicados bajorrelieves.

Sin embargo, destacaron en su calidad de orfebres. Como demuestran las fabulosas joyas y objetos de metal encontrados en la tumba del señor de Sipán, los moches tenían una técnica de trabajo con los metales muy avanzada y mucho más moderna de la que se practicaba en la Europa de la época. Así, las joyas y las armas que se conservan de esta civilización presenta complejas técnicas como la del laminado, alambrado o la soldadura, que les permitieron crear composiciones enormemente complejas. Asimismo, también eran grandes ceramistas e, incluso, avanzaron mucho en diversos ámbitos del conocimiento científico y práctico, como el de la navegación.

Dama de Cao Senor de Sipan Los diferentes hallazgos arqueológicos también nos han ayudado a comprender cuál era la organización social de esta antiquísima civilización. En primer lugar, lo más probable es que los territorios mochicas se organizaran en forma de pequeños estados, independientes de los demás y con su propio gobernante, aunque compartieran una cultura común. Lo más probable es que el señor de Sipán fuese uno de estos gobernantes, evidenciándose, por su lujoso enterramiento y los ricos objetos que le acompañan, su condición superior al del resto de las personas que le acompañaron a la otra vida. También fue significativo a este respecto el hallazgo de la momia de la llamada Dama de Cao, considerada también como una importante gobernante perteneciente a esta cultura. Pese a la excepcionalidad de la Dama de Cao, todavía se tienen muchas dudas respecto al estatus social de las mujeres en la cultura mochica, aunque se está avanzando en este respecto.

Los jefes y gobernantes mochicas regían una sociedad estratificada. En la parte superior de la pirámide social se encontraba la aristocracia, que tenía un marcado carácter militar, y los sacerdotes, vinculados al complejo sistema religioso moche, que también estaba muy relacionado con el ámbito guerrero. Después de estas dos estructuras sociales predominantes, se encontraban lo que se ha venido denominando como los dignatarios civiles, que eran todas aquellas personas cuya labor estaba directamente vinculada al estado, como podían ser los soldados o los funcionarios relacionados con los templos o la gobernación.

Después, se encontraban los artesanos especializados, que eran los especialistas en el ámbito de la metalurgia, la cerámica y el tejido respectivamente, que eran muy apreciados en el ámbito de la civilización mochica y eran distinguidos por encima del resto de la sociedad. A continuación, se encontraba la inmensa mayoría de la sociedad, que estaba compuesta predominantemente por agricultores, pescadores y campesinos en general o por aquellas personas de un estatus social bajo que no se dedicaran a cualquiera de los oficios anteriormente indicados. Por último, en la base de la pirámide, nos encontramos con los sirvientes o yanas, que se encontraban a órdenes de una persona determinada de los estados ya mencionados y que tenían una consideración similar a la de los esclavos de las sociedades clásicas europeas.

En lo que se refiere a la religión y a la mitología, la cultura mochica alababa como dios principal a Ai Apaec. También es sabido que adoraban al sol o la luna. De hecho, la deidad que representaba a la luna, llamada Si, era a la que más solían dirigir sus plegarias los mochicas, ya que es sabido que la luna es muy importante para las mareas, y los mochicas eran esencialmente pescadores. Los mochicas también creían que cuando había un eclipse de luna significaba que ésta estaba siendo atacada, y se vivían momentos de gran drama y dolor. Cuando el eclipse pasaba, lo consideraban como un triunfo de la diosa. Además, le hacían numerosas ofrendas y sacrificios, incluidos a sus propios hijos.

cultura mochica En su mitología, los mochicas recogen retazos de otras civilizaciones y pueblos contiguos para crear una mitología homogénea. Una de las figuras principales son el jaguar o la serpientes cangrejo, todo ello figuras totèmicas inspiradas en los animales que les rodeaban.

La cultura mochica construyó grandes templos entre los que destacan los Huacas del sol y de la Luna, un complejo arqueológico que representa uno de los principales vestigios de lo que fue esta cultura, representando el centro neurálgico y espiritual de la cultura mochica.

Cabe decir que los mochicas creían en la vida después de la uerte, es decir, no creían que esta vida fuera la única. Ellos consideraban que después de la muerte vivíamos otra vida, de ahí que enterraran a sus seres queridos con sus provisiones, para que las tuvieran en su próxima vida.

¿Por qué es tan importante el descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán?

Cuando el arqueólogo Walter Alba y su equipo descubrieron la tumba del Señor de Sipán, fue un gran acontecimiento para la arqueología americana y a nivel mundial. ¿Por qué? Porque este descubrimiento representa la primera prueba completa, sin restos de saqueos ni desperfectos, de un entierro en Perú, llevado a cabo por una civilización más antigua que los Incas.

El Señor de Sipán recibió este nombre por la ubicación donde fue encontrada la tumba, en el valle de Moche, en Sipán, distrito de Zaña.

Ahora, para terminar, os dejamos con un video y unos enlaces que os podrían resultar interesantes para complementar la información del artículo.

Video sobre el Señor de Sipán

En el siguiente documental podéis conocer más cosas acerca del Señor de Sipán.

Enlaces de interés

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