El contexto de la Segunda Revolución Industrial.
Entre la mitad y el último cuarto del siglo XIX, se hizo más profunda la división entre la Europa occidental industrializada y la Europa oriental y meridional, cuya economía continuó basándose en la agricultura durante algún tiempo. Luego de la represión de 1848 y de la expansión económica que sobrevino, disminuyó el conflicto social.
La Clase Obrera
En la década siguiente, sin embargo, la actividad del movimiento obrero se incrementó. La composición de la clase obrera se diversificó debido al aumento de tipos de empleo, en especial en las ciudades, donde los oficios se multiplicaron y coexistieron con antiguas actividades artesanales.
Sin embargo, las condiciones de vida para la mayoría de los obreros siguieron siendo duras: a la par de las posibilidades laborales, aumentaron la falta de higiene y el hacinamiento, y se incorporaron al trabajo más mujeres y niños.
Los primeros sindicatos
Los trabajadores no tardaron en desarrollar una organización propia, con el objetivo de sumar esfuerzos para enfrentar del mejor modo posible los cambios vertiginosos que se estaban produciendo.
En Gran Bretaña, en 1875, los sindicatos o trade unions llegaron al millón de afiliados. Fueron una fuente de presión para lograr la reforma electoral de 1867, que amplió el derecho al voto para alcanzar a la tercera parte de los varones adultos. Los sindicatos también obtuvieron el reconocimiento legal, la legislación del derecho de huelga y la regulación de las
relaciones entre patrones y obreros.
En Francia, la organización obrera estaba más disgregada, debido a la dispersión espacial de la industria. Los sectores con más actividad sindical eran el metalúrgico y el minero. En 1864, lograron legalizar las asociaciones obreras. En Francia existía un campesinado numeroso, que era, por lo general, propietario de sus tierras, y, por lo tanto, tenía una actitud más conservadora y no tan proclive a las movilizaciones.
En Alemania, la industrialización, tardía pero veloz, produjo concentraciones industriales y un éxodo de campesinos a las ciudades. En la década de 1860, se formaron dos importantes partidos obreros: la Asociación General de los Trabajadores Alemanes, primer partido socialista, y el Partido Obrero Socialdemócrata. Éstos se unieron en 1875 con el nombre de Partido Social Demócrata Alemán, que participó activamente de la vida política nacional.
Alemania fue el primer país que incorporó el sistema de previsión social gestionado por el Estado. También se introdujeron seguros para cubrir riesgos de accidentes, invalidez y vejez. Estos avances no alcanzaban a todos los habitantes, sino, fundamentalmente, a quienes estaban empleados en los sectores industriales más concentrados
y cuyos sindicatos tenían más poder de presión que los demás.
Los obreros constituyeron un sector social numeroso y diverso, que adquirió importancia sindical y política en la década de 1880, cuando se integraron en la producción trabajadores especializados (técnicos, administrativos, maestros, trabajadores del sector terciario) y trabajadores no especializados.
Esta variedad y cantidad de mano de obra activa contribuyó a darle al movimiento obrero un poder social que no había alcanzado hasta entonces. Aun así, las conquistas fueron lentas y costosas. Por ejemplo, para 1914, todavía no se había hecho realidad la demanda de establecer un máximo de ocho horas para la duración de la jornada laboral.
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Fuente:
ABC
Imágenes:
Wikipedia
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